dilluns, 22 de març del 2010

Pero III , Pere II, Pedro el Grande...


Todo viene a raiz de una noticia que me llegaba esta mañana sobre las exequias del monarca y pretendí hacer alguna cosa para Ye Alto Aragón. Ya se sabe que en cuanto se rasca un poco sale de todo, muy interesante!

Practican una endoscopia al sarcófago, ubicado en el monasterio de Santes Creus, la única tumba real de la corona catalanoaragonesa no profanada

noticia aparecida en la Vanguardia.- "El conseller de Cultura i Mitjans de Comunicació, Joan Manuel Tresserras, anunció en el Monasterio de Santes Creus de Tarragona que la tumba del rey Pere II El Gran es la única tumba real de la corona catalanoaragonesa de época medieval que no ha sido profanada y que, por lo tanto, "podría aportar datos inéditos del rey". Además, la obtención del perfil genético de Pere II El Gran servirá para tratar de demostrar si los restos que se conservan en el vecino Monasterio de Poblet, en Vimbodí (Tarragona), pertenecen a su padre, Jaume I El Conqueridor, ha destacado la responsable de gestión de monumentos del MHC y coordinadora del proyecto, Marina Miquel.

Las dudas acerca de la autenticidad de los restos se deben al hecho de que los panteones de los reyes de la antigua Corona de Aragón -excepto el de Pere II- fueron saqueados en el siglo XIX, por lo que los huesos de más de cien monarcas se dispersaron y mezclaron. También se utilizarán las nuevas tecnologías para hacer una reconstrucción facial del rey, que fue enterrado como un emperador en "un sepulcro muy sofisticado", consistente en una bañera de pórfido, elaborada en época antigua, probablemente con piedra procedente de Egipto, y de las que sólo quedan once en toda Europa.

Pere el Gran, III d'Aragó, I de Sicília, I de València i II de Barcelona ( València 1240 - Vilafranca del Penedès 1285 ). Rei d'Aragó, Rei de València, Comte de Barcelona (1276-1285) i després de la conquesta de l'illa, Rei de Sicília (1282-1285). En aragonès: Pero;[1] en llatí: Petri.[2] Començà a regnar a l'edat de 36 anys, regnà 9 anys i morí a l'edat de 45 anys.[3] Està enterrat al Reial Monestir de Santa Maria de Santes Creus, i la seva tomba és l'única d'un sobirà de la Corona d'Aragó que no ha estat mai profanada.[4] Gràcies a la seva conquesta militar del Regne de Sicília el 1282 es féu famosa la frase de l'almirall Roger de Llúria, en què afirmava que cap peix no gosaria alçar-se sobre la mar mediterrània, sinó portava en la seva cua un escut o un senyal del rei d'Aragó.

"Ne sol nom pens que galera ne altre vexell gos anar sobre mar, menys de guiatge del rey d'Arago; ne encara no solament galera, ne leny, mas no creu que nengun peix se gos alçar sobre mar, si o porta hun escut o senyal del rey d'Arago en la coha, per mostrar guiatge de aquell noble senyor, lo rey d'Arago e de Cecilia. »

—Frase de Roger de Llúria a la, Crònica de Bernat Desclot; cap CLXVI-

Pere el Gran, un rei aragoneso-parlant:

Un dels trets característics del Llibre dels Feyts de Jaume I són les locucions en la llengua pròpia dels interlocutors; així, apareixen paraules en àrab en boca dels musulmans de mallorca i valència, o en castellà en boca dels reis de Castella. En aquest context característic de la crònica, un dels diàlegs entre el rei Jaume I i el seu fill Pere revel·la que aquest parlava en aragonès, doncs quan Jaume I li féu un pregunta en català, l'infant Pere li respongué no en català, sinó en aragonès:

« E uench al dia ab tota sa companya, e entra a nos en les nostres cases de Xatiua: e nos leuam nos per ell, e acuylim lo be e alegrament cant uim que ell tan humilment uenia a nos: e dixem li ques nanas posar, e que al mati ell parlaria ab nos. E ell dix nos que no iria a posada ni en loch del mon, mas quens pregaua ens clamaua merce que nos enuiassem per nostres cauallers, e per dels bons homens de la vila: e nos faem ho. E quan tots foren uenguts leuas en peus, e dix: Seyor, lo que yo feyto he me pesa muyto, e muyto gran dolor ne en mon coraçon cant jo feyto he neaguna cosa que a uos pesa: e uiengo aqui a uostra merce, e fets de mi e de les mies coses lo que uos queredes, e de los mios, e dats lo que uos queredes, e prendet lo que uos en queredes. E anas gitar als nostres peus, e besals nos, e pregans per Deu que li perdonassem. E nos fom tot remogut, e pres nos dolor dell, e no poguem estar quells vuyls bons uinguessen en lagremes, e uim la gran deuocio sua, e perdonam li

—Diàleg entre Jaume I en català i el seu fill Pere el Gran en aragonès al, Llibre dels Feyts; cap 520


El papa Martín IV respondió a la coronación siciliana de Pedro III con su excomunión (9 de noviembre de 1282) y su deposición como rey de Aragón (21 de diciembre de 1283), ofreciendo la corona al segundo hijo del rey de Francia, Carlos de Valois, a quien invistió el 27 de febrero de 1284, y declarando una cruzada contra Aragón. La situación en la que se encontró Pedro III era totalmente inestable, ya que no sólo tenía que enfrentarse a la invasión francesa que se preparaba al norte de los Pirineos, sino que tuvo que hacer frente a graves problemas en el interior de sus reinos surgidos antes las necesidades económicas que provocó la conquista de Sicilia.

Pedro III soluciona los problemas internos concediendo, en 1283, la formación de la UNIÓN ARAGONESA y prestando juramento al “Privilegio General” que defendía los privilegios de la nobleza; asimismo concedió a Cataluña la constitución “Una vegada l´any” en las cortes celebradas en Barcelona entre 1283 y 1284.

Solucionados los problemas interiores, pudo centrar su atención en la invasión francesa, que al mando del propio rey francés Felipe III tomó en 1285 la ciudad de Gerona, para inmediatamente tener que retirarse cuando la flota aragonesa retornó de Sicilia al mando de Roger de Lauria e infligió a la escuadra francesa una derrota total.

Fueros del Sobrarbe

Modelo de foralidad militar o española en el siglo XII, y en torno al cual se elabora una leyenda a partir del siglo XIII para justificar el pactismo político en Aragón.

En las localidades burguesas y reales, como la de Jaca , trata de alejarse a los infanzones , prohibiendo, incluso, que se les vendan tierras, dados los privilegios jurisdiccionales y fiscales de que disfrutan aquéllos, lo que les impulsa hacia España, que es la tierra ocupada todavía por los musulmanes, y que se extiende al sur de la sierra de Guara y hacia Sobrarbe . En 1100, Pedro I , que, además de rey de los aragoneses y de los pamploneses, se intitula rey de Sobrarbe , con el consejo de los barones, otorga Fueros a los infanzones y a los pobladores de Barbastro que le ayudaron a conquistarlo. Los Fueros de Barbastro son de infanzones o militares, pues éstos tienen su justicia propia; están exentos de los impuestos indirectos, como lezdas, herbajes y carnerajes; pueden roturar, y se destaca su profesionalidad, pues, no estando obligados a servir al rey más de tres días por cuenta propia, pueden prolongar el servicio mediante la oportuna remuneración.

La expresión «buenos Fueros de Sobrarbe» aparece cuando Alfonso I otorga privilegios similares a Tudela y Gallipienzo, en Navarra, o a Cervera, en Castilla; parece que se consideran como tales la exención de todo servicio y contribución al monarca, salvo la de acudir a su propia costa y durante tres días en su socorro en el caso de convocarse hueste, tener lugar batalla campal o producirse injustamente el cerco de alguno de sus castillos, si bien esto experimenta alguna precisión cuando barones e infanzones consiguen de Alfonso VII rey de Castilla , que les confirme una supuesta carta y usos de Pedro I, pues entonces, los que reciben honores del rey están obligados a acudir tres meses en servicio del monarca, computándose en el período el tiempo que tardan en ir y venir. Los Fueros de Barbastro pierden su brillo ante los Fueros de Zaragoza , conferidos por Alfonso I, que experimentan pronto una enorme difusión, y cuando la nobleza aragonesa pretende obtener beneficios de la Casa de Barcelona, lo que invocan frente a Ramón Berenguer IV son unos supuestos Fueros de San Juan de la Peña , viejo monasterio habitado por mozárabes y, en este sentido, procedentes de España o españoles.

Sin embargo, los Fueros de Sobrarbe no se han olvidado, sobre todo en tierras de Navarra, donde en el siglo XIII, y en conexión con el Cronicón Villarense o Liber Regum , circula un texto, que se utilizará como prólogo del Fuero General de Navarra, en el que se anuncia el hallazgo de unos Fueros en España, es decir, en la zona ocupada por los musulmanes y por los montañeses que actuaban sin rey, y que esto se hace para recuerdo de los Fueros de Sobrarbe. En el citado texto se cuenta cómo se perdió España, es decir, el reino visigodo, por la traición de D. Rodrigo al conde don Julián , al cometer adulterio con la mujer de éste, y la consiguiente reacción del ofendido poniéndose de acuerdo con el rey de Marruecos, al que facilita la ocupación de España hasta los puertos, salvo algunos lugares, como Ansó Jaca , Sobrarbe y Aínsa . Siempre según el mismo texto, son muy pocos los que inician la Reconquista sobre la base de cabalgadas y distribución del botín, destacando entre ellos trescientos caballeros en las montañas de Aínsa y de Sobrarbe, quienes al surgir problemas entre ellos, envían embajadas a Roma, Lombardía y Francia, siendo Aldébano el Papa. Los caballeros reciben el consejo de tener rey que les acaudille y de poner previamente por escrito sus Fueros, lo que hacen con el consejo de lombardos y franceses, eligiendo después a D. Pelayo, que era del linaje de los godos.

La leyenda parece ser aprovechada en Aragón por Martín de Sagarra , lugarteniente del Justicia , de origen catalán, que sitúa el refugio de los trescientos caballeros en el monte Oroel , cerca de la ciudad de Jaca, para situarse después en una tierra llamada Pano, que en su tiempo es San Juan de la Peña, donde comenzaron a construir fortalezas, castillos y muros. En el texto de Sagarra, que no es conocido directamente, para exaltar la figura del Justicia debe afirmarse que los aragoneses eligen y juran rey con la condición de que éste designara uno que sirviera de juez intermedio con los vasallos, obligándose a conservar perpetuamente sus Fueros, de forma que, de no hacerlo así, podrían privarle del reino y nombrar otro, incluso, pagano.[...]

Las leyes, obtenidas con ayuda de las crónicas y de los Privilegios de la Unión , son las siguientes:

I) Gobierna el reino en paz y justicia; y concédenos Fueros mejores.

II) Lo que se tome a los moros sea dividido no sólo entre los ricos hombres, sino también entre los caballeros y los infanzones, pero sin que el extranjero tome nada.

III) No es lícito al rey dictar leyes, sino atendiendo el consejo de los súbditos.

IV) Guardaos de emprender guerra, tratar la paz, dar treguas o tratar otra cosa importante, sin el consentimiento de los principales.

V) Para que no sufran daño o detrimento alguno nuestras leyes o nuestras libertades, haya presente un juez medio, al cual sea lícito apelar del Rey, si dañase a alguno, y evitar las injusticias si alguna hiciese a la república.

VI) Si aconteciera en el futuro oprimir el rey contra Fueros y libertades del reino, sea libre el reino para ofrecerse a otro rey, fiel o infiel.


Vinculada a estos Fueros, se desarrolla en el siglo XVI, a través de venecianos y franceses, la teoría de que los futuros reyes aragoneses están obligados a prestar un juramento, en forma similar a la siguiente: «Nos, que valemos tanto como Vos, que no valeis más que Nos, os juramos como Príncipe y heredero de nuestro Reino con la condición de que conservéis nuestras leyes y nuestra libertad, y haciéndolo Vos de otra manera. Nos no os juramos», lo que recoge Jerónimo de Blancas, y también el ex secretario de Felipe II, Antonio Pérez ; el primero, en la forma más moderada, y el segundo, en la forma mas radical, pues al final, añade la fórmula «y si no, no».

El mito de los Fueros de Sobrarbe contribuye al ambiente ideológico que favorece las alteraciones del orden público de fines del siglo XVI. La cuestión de su existencia sigue preocupando a eruditos y políticos en los siglos XIX y XX, defendiéndola algunos liberales aragoneses y sus aliados catalanes, en tanto la niegan los conservadores y eruditos liberales no aragoneses.

Volvamos a los restos

En diciembre de 1835, durante las Guerras Carlistas, la Legión francesa de Alger y varias compañías de migueletes se alojaron en el edificio monacal, causando numerosos destrozos en el mismo. Las tumbas reales de Jaime II y su esposa fueron profanadas. Los restos de Jaime II, hijo de Pedro III fueron quemados, aunque parece que algunos restos permanecieron en el sepulcro. La momia de la reina Blanca de Nápoles fue arrojada a un pozo, de donde fue sacada en 1854. El sepulcro de Pedro III, a causa de la solidez de la urna de pórfido utilizada para albergar los regios despojos, impidió que sus restos corrieran igual suerte.

En 2009 se hallan los restos del rey en una tumba en el monasterio de Monasterio de Santes Creus (Tarragona). Mediante una sofisticada técnica de endoscopia y una analítica de los gases contenidos en su interior, se ha podido comprobar que es la única tumba de un monarca de la Corona de Aragón que no ha sido nunca profanada.

1↑ Grafia SLA - Sociedat de Lingüistica Aragonesa
2↑ 2,0 2,1 Arxiu Jaume I: Jaume I reparteix els regnes de la corona entre els seus fills
3↑ Regnat: Rei d'Aragó, Rei de València i Comte de Barcelona
4↑ La tomba de Pere el Gran conserva intacte el cos del rei
Voz «Privilegios de la Unión» en Gran Enciclopedia Aragonesa On Line
Soldevila, Ferran. Pere el Gran. L'Infant. Institut d'Estudis Catalans, 1956, reed. 1995. ISBN 84-7283-3038.
Soldevila, Ferran. Pere el Gran. El regnat fins a l'any 1282. Institut d'Estudis Catalans, reed. 1995. ISBN 84-7283-304-6.
Giesey, R. A.: If not, not. The Oath of the Aragonese and the legendary laws of Sobrarbe; Princeton, New Jersey, 1968.
Lalinde Abadía, J.: Los Fueros de Aragón; 2.ª ed., Zaragoza, 1978.

2 comentaris:

  1. Muy Sr. Mío. En ninguna circunstancia Alfonso VII el Emperador es rey de Castiella, ya que este territorio depende de León, en cuya catedral románica Alfonso VII se corona como emperador, llenando de leones rampantes todas sus conquistas, incluyendo Zaragoza o Saragusta.
    En la Chronica Adefonso Imperatoris se cita al soberano en 42 ocasiones como REY DE LEÓN, 2 como REY DE LEON Y DE TOLEDO, y 1 como rey de los hispanos. Que mas quisiera el incalificable castellanismo o el resto de ignorantes hispanos borrar a la Corona de León de la faz de la tierra.
    LIBRO: "EL REY ALFONSO VII EL EMPERADOR DE LEÓN"-Cultural Norte.

    RESUMEN DEL PROPIO AUTOR
    El presente libro nos retrotrae a un drama en la Alta Edad Media, que consiste en el momento en que el Reino de León va a perder la dirección de la Reconquista en Hispania o las Españas (España y Portugal) frente al Reino de Castilla, que secularmente fue un condado y reino dependientes siempre del Reino de León.
    Es por lo que antecede por lo que el Emperador leonés tiene, en la actualidad, algún recalcitrante adversario en el País Llionés o Región Leonesa, entre aquella minoría de leoneses que no pueden comprender lo que realizó este soberano con la parte más eximia de sus dos reinos, la leonesa y a la que él mismo atribuía su corona imperial.
    Pero, en ocasiones, los reyes medievales estaban y gobernaban al margen de la lógica política más rigurosa y ortodoxa.
    Es obvio que la boutade del castellanismo político o historicista que manifiesta, apresurada y alegremente, que el soberano leonés tenía la convicción de que en Castilla estaba lo pujante y lo moderno, y en León lo arcaico y antañón, no se sostiene desde el más mínimo análisis histórico o historiográfico.
    Es probable que este acto imprevisible e inaceptable de beneficiar a Castiella en lugar de a Lleón se fundamente en algún hecho patológico psicológico padecido por el propio monarca, en una mayor afectividad por cuestiones fenotípicas e idiosincráticas hacia su primogénito, en las maniobras espurias de la nobleza castellana, que poseía tierras, predios y latifundios a ambos lados de la frontera, y en la dejadez de los magnates leoneses más volcados hacia las Galicias Lucense (Lucus Augusti-Lugo) y Bracarense (Braccara Augusta-Braga), o en todos estos asertos en un totum revolutum.
    Sea como sea el hecho se produjo y la historia se reescribió en demérito de la parte leonesa.
    El emperador leonés divide, por consiguiente, sus dos reinos patrimoniales entre sus dos hijos varones, Sancho y Fernando, y de forma inexplicable el territorio leonés va a ver amputado su territorio y sus posibilidades, de lo que siempre se ha definido como los Campos Góticos o Tierra de Campos, patognomónicamente de León, y ahora castellanos.
    Su infancia nunca será fácil, ya que su padre, el conde Raimundo de Borgoña, pasará pronto a mejor vida, y su madre, la futura reina-emperadora Urraca I de León “la Temeraria”, quedará desamparada en un terrible y problemático mundo de varones del Alto Medioevo, pero la soberana siempre tendrá muy desarrollado su sentido dinástico regio y defenderá sus derechos con ahínco por encima de todo.
    El segundo matrimonio de la soberana leonesa no será positivo, ni fructífero, ya que el rey Alfonso I el Batallador de Aragón y de Pamplona es muy ambicioso, atrabiliario, extraño, misógino y violento; y se autodenominará como: “Emperador de León y rey de toda Ispagna o Spania o Hispania”.
    El joven Alfonso Raimúndez deberá luchar, por lo tanto, para llegar a ser el factotum de todos los reinos de las Españas del siglo XII, buscando alianzas y apoyos en todas partes.

    Dr. José María Manuel García-Osuna y Rodríguez

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  2. Conseguirá ser coronado, sensu stricto y en la Catedral Románica Legionense de Santa María con todo boato, el 26 de mayo de 1135; su obra y su trono en la caput regni del glorioso Regnum Imperium Legionensis, que era la ciudad de León; por lo tanto ya es el árbitro esencial de toda la política medieval peninsular de su momento histórico.
    Pero en los estertores de su devenir vivencial su desacierto conllevará el dejar a su reino de León minimizado, frente a una Castilla que desea ser preeminente.
    No obstante, el león rampante regio e imperial va a figurar en el escudo urbano de algunas de las conquistas militares del emperador leonés, como por ejemplo en Zaragoza.
    Sancionará el Fuero de Avilés (Anno Domini, 1155, otorgado por su abuelo Alfonso VI de León en 1085), que es uno de los primeros textos medievales escritos en la lengua romance leonesa, y el de Oviedo (1145), también otorgado por Alfonso VI de León, y del que se conserva un documento del rey Fernando IV el Emplazado de León y de Castilla, de 1295.
    En su memoria existe, en León, la Imperial Cofradía de “Alfonso VII el Emperador y el Pendón de Baeza. Año 1147”, cuyo nombre original es el de: “Muy Ilustre, Real e Imperial Cofradía del Milagroso Pendón de San Isidoro”. Y terminaré con un texto, como existen centenares, definitorio de lo pretendido en el presente libro; proviene de la Chronica Adefonso Imperatoris que define, con toda claridad, de donde era rey Alfonso VII el Emperador: «Surgió una gran rivalidad entre los varones guerreros de Castilla que apoyaban al rey de León y los que seguían el partido del rey de Aragón. Y los que militaban a favor del rey de León salían siempre vencedores». Los actores regios son: Alfonso I el Batallador de Aragón y de Pamplona, claramente definido como el rey de Aragón; y Alfonso VII el Emperador de León, que es el rey de León, dejando claro que Castilla es un territorio dependiente de León, y sin personalidad jurídica independiente del reino de León. ¿Quousque tandem abutere, Castiella patientia nostra?; y, por consiguiente, ¿Cuándo se respetará la identidad leonesa y se reconocerá el valor de su identidad histórica y de todo lo que representó? “Servare navem ex hieme”.

    Dr. José María Manuel García-Osuna y Rodríguez

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